Archivo de la etiqueta: Almería 66

Entrevista a Francisco Ortiz

“Jamás podré hacer literatura por encargo. Si una historia se me clava, como una honda tachuela que llega hasta el cerebro y  el corazón,  y me obliga a contarla, lo haré”

Francisco Ortiz es un escritor y fotógrafo granadino que ha entrado en el panorama de la literatura para hacerse un hueco al margen de la hegemonía de las grandes editoriales. Tras la publicación de su primera novela, “Última noche en Granada”, ha visto la luz el pasado mes de abril su nuevo libro de relatos “Almería 66”. Francisco Ortiz nos da las claves de su primera obra y nos introduce en su nueva creación: “Almería 66”.

Última noche en Granada es la primera novela que ha publicado, ¿ha sido duro el camino hasta conseguirlo?

Más que duro, lento: la novela fue enviada a quince o veinte editoriales. En casi todas, como es habitual en este tiempo nuestro de productos literarios, no la leyeron, la descartaron sin echarle ni siquiera un vistazo. Estoy absolutamente convencido. Fue tasada al peso y valorada según los beneficios que podía dar y la apartaron como a un perro triste y sin dueño. Pero de vez en cuando abría el manuscrito, leía unas líneas y pensaba que merecía ser publicada. E insistí hasta lograrlo.

Y una vez conseguido, ¿ha sido buena la aceptación entre los lectores?

No puedo quejarme. Las críticas y las valoraciones han sido buenas. Alguna, incluso, entusiasta.

Última noche en Granada no es fácilmente clasificable en un género en concreto. ¿Es eso lo que quería? ¿Cómo definiría su novela?

Seguramente es una novela psicológica. Está narrada en primera persona y todo se ve, se cuenta según piensa un personaje que se muestra y medita. Pero no pertenece a un subgénero porque eludí las clasificaciones fáciles y porque no sé escribir obras con un solo destino, un solo horizonte. Lo que escribo es siempre mestizo, tiene muchas influencias, tanto literarias como vitales, y no poseo una mirada que ordene y supedite.

Última noche en Granada tiene mucho de novela intimista, descriptiva, personal. Este ritmo ralentizado choca con lo que tradicionalmente se entiende como novela negra. ¿Qué le llevó a introducir estos factores en su novela?

Dostoievski, Faulkner, Ana María Matute, Moravia, Sartre son la base de mis lecturas de ayer y de hoy. Me interesa la novela negra, la mirada que proporciona para observar el mundo críticamente, pero no quise hacer una novela negra, sino entrar en la mente de alguien que ha matado y no sabe cómo esconder su culpa, si ha de esconderla. Deliberadamente, ralenticé el ritmo, ofrecí un espacio para la meditación del lector, para que delibere con Luis y consigo mismo. Así me alejé también de la novela con influencias cinematográficas.

A casi la misma altura del protagonista, Luis, se encuentra Beatriz. ¿Cuál es su función en la novela?

Beatriz es la novela. Sin ella no habría novela. Sin ella no habría un Luis Castillo pensando y dudando. Luis habría matado y habría seguido su vida sin más. O la habría echado a perder sin más. Beatriz es la conciencia de Luis, la posibilidad de un presente y de un futuro. Beatriz es la novela de Luis Castillo.

Última noche en Granada… ¿para quién (quiénes)?

Para Luis. Atrás deja su última noche y busca la luz del día gracias a Beatriz. Para cualquier lector que no se conforme con leer lo que recomiendan los grandes medios, que no le teme a un libro y a observar sus ideas a la luz de lo que otros dicen y piensan.

Y de Granada pasamos a Almería con su nuevo libro Almería 66. ¿Qué tiene de especial esta ciudad?

He vivido en ella muchos años. El relato que da título al libro ocurre en un pueblo de Almería, donde una historia como la narrada podría haber ocurrido. Y sólo escribo de lugares que conozco, por los que he andado, en los que he pasado muchas horas. Quizá sea una limitación. También es un homenaje a una ciudad a la que quiero, donde vivió mi madre.

¿Podría darnos un adelanto de lo que encontraremos en Almería 66?

Es un conjunto de relatos broncos, que se acercan al tema de la violencia sin velos, desde dentro, con relatos contados por asesinos, maltratadores, violadores, ladrones, policías corruptos.

Aprovechando que tenemos un experto en la novela negra le pido dos recomendaciones: una novela para los principiantes que deseen introducirse en el género y una apuesta más arriesgada.

Apuesta segura: El largo adiós, de Raymond Chandler. Para cualquier lector. Arriesgada: Santuario, de William Faulkner. Y para todos: La forma en que algunos mueren, de mi autor preferido de novela negra y escritor de gran categoría dentro y fuera del genero: Ross Macdonald.

Además de escritor, usted se dedica también a la fotografía. ¿Qué le aportan estas dos formas de expresión?

Quizá la manera de escribir en párrafos cortos, como si fueran fotografías hechas con palabras. Pero cuando fotografío huyo de la ficción, sólo me interesa la realidad más palpable, siguiendo los consejos de mi admirado Garry Winogrand. La literatura sirve para ordenar imágenes interiores y para meditar sobre algunos asuntos que me inquietan y necesitan de muchas palabras para calmarme o arrancarme de la credulidad y la indiferencia.

Tras Última noche en Granada y Almería 66, ¿tiene más proyectos literarios en mente?

Nunca escribo teniendo proyectos. Siempre he escrito sobre algo que tiraba de mí. Jamás podría hacer literatura por encargo. Como le decía hace poco a mi amigo José Abad, escritor granadino al que aprecio mucho: Yo no sirvo ni para hacerme encargos a mí mismo. Si una historia se me clava, como una honda tachuela que llega hasta el cerebro y  el corazón,  y me obliga a contarla, lo haré. Si quedo convencido de que lo escrito es publicable, intentaré  verlo publicado. Y, si no, haré fotos, leeré, disfrutaré leyendo a otros y aprendiendo con otros y viviendo las historias que otros han escrito.

Para leer la entrevista completa: Francisco Ortiz